Page 18 - Mi Biblia de la Salud_Español
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Maria Edith
diferentes a las que yo estaba acostumbrada. Esto se aplicaba sobre
todo a la persona con la que yo vivía.
Aquí aprendí realmente lo que era el estrés y también aprendí lo
que era el sufrimiento físico.
Debido al estrés y a la necesidad de estudiar para conseguir una
buena posición en vida, mi cuerpo se rebeló y empecé a sufrir diferentes
dolencias. Las más molestas eran los calambres en el cuello y las
náuseas. No podía comer casi nada. Los días pasaban y mis molestias
aumentaban. En Sudamérica mi hermana se estaba muriendo de
cáncer y yo estaba aquí en Europa, a miles de kilómetros de distancia,
sufriendo por ella y con mis dolencias físicas. Al mismo tiempo,
necesitaba concentrarme en lo que tenía que hacer para continuar
mi viaje en un país que era hermoso y diferente, pero donde ciertas
personas eran extrañas y a veces complicadas. Las náuseas aumentaban
y los calambres en el cuello apenas me permitían escribir o estudiar. Se
acercaba el examen final y mi preocupación iba aumentando. Ya no
sentía que mi cuerpo fuera mío sino algo muy extraño. Me sentía sola
a pesar de estar casada. No tenía ninguna conexión con mi cuerpo.
Lo había perdido. Mi cuerpo ya no respondía.
Una vez, con un baño de sales intenté aliviar los síntomas de mi
cuello.
Un par de minutos después el dolor era tan intenso que mi esposo
me sacó de la tina. La única manera de sentirme mejor era cuando me
acostaba en una superficie completamente plana.
Seguí y seguí porque tenía que alcanzar mis objetivos. Soy muy
persistente. Esto es en realidad un lado muy positivo de la personalidad
de alguien pero demasiada persistencia acaba por convertirse en algo
negativo. La balanza debe estar siempre en equilibrio; ignoré lo que
mi cuerpo me decía.
Esta situación llegó a ser tan grave que, cuando me presenté al
examen final de mi estudio, pregunté si podía acostarme para responder
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