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QUIEN SOY YO
Hace casi 30 años mi vida cambió por completo. Aprendí realmente lo que era el estrés y también aprendí lo que era el sufrimiento físico. Debido al estrés y a la necesidad de estudiar para conseguir una buena posición en la vida, mi cuerpo se rindió y empecé a sufrir diferentes tipos de quejas. Las quejas más incómodas eran los calambres en el cuello y las náuseas. Casi no podía comer nada.
Los días pasaban y mis quejas aumentaban. Las náuseas aumentaban y los calambres en el cuello apenas me permitían escribir o estudiar. Se acercaba el examen final y mi preocupación iba en aumento. Ya no sentía mi cuerpo como algo mío sino como algo muy extraño. No tenía ninguna conexión con mi cuerpo. Lo había perdido. Mi cuerpo ya no respondía.
En una ocasión, me di un baño para intentar aliviar los síntomas de mi cuello. Un par de minutos después, mi marido me sacó del tubo llorando y gritando por el dolor. La única manera de sentirme mejor era cuando me tumbaba completamente en una superficie plana.
Seguí y seguí porque tenía que alcanzar mis objetivos. Soy muy persistente. En realidad, este es un aspecto muy positivo de la personalidad de alguien, pero demasiada persistencia acaba siendo negativa. La balanza debe estar siempre en equilibrio. Ignoré lo que mi cuerpo me decía.
Esta situación llegó a ser tan grave que, cuando fui al examen final de mi estudio, pregunté si podía tumbarme para responder a las preguntas en el caso de que los calambres se produjeran mientras las respondía. Estuvieron de acuerdo con ello.
Cuando las molestias casi impidieron el funcionamiento de mi cuerpo, el médico me dijo que no podía hacer nada por mí. No podía entender lo que ocurría. Me recomendó que averiguara por mí misma cuál era la razón y cuáles podrían ser las soluciones.
Estas palabras fueron la llave para mí, la llave para abrir la nueva puerta de oro que estaba esperando ser vista por mí. Si esto no hubiera ocurrido, no podría ser la persona que soy ahora.
Por eso siempre le digo a todo el mundo que no se desilusione cuando algo parece estar mal o estar equivocado. Es sólo el comienzo de un nuevo principio.
Así, cuando el médico me dijo que no podía ayudarme, fue el momento adecuado para iniciar mi viaje de conexión Cuerpo-Mente, para volver a reunirlos y darles por fin el equilibrio que habían perdido.
Durante este viaje, de casi 30 años, he vivido momentos maravillosos, momentos dolorosos y momentos de revelación que estuvieron llenos de recompensas, por lo que estoy muy agradecida.
INTEGRAAL INSTITUT VOOR NATUURGENEESKUNDE
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